Sí... podría delegarle la responsabilidad total y absoluta al destino torcido funesto y malo. O algún acto de brujería desafortunada.Pero la verdad es que nadie más que yo es responsable de lo que me pasó in-fortuitamente el jueves pasado 18 de agosto de 2011 a alrededor de las 19 horas. No puedo mentir(me). No quiero. ¿Por qué digo esto? Por que es así. Soy, como lo he sido tantas otras veces (aunque espero minimizarlo en el presente afuturado) víctima o mejor dicho responsable directa de mis propios actos negligentes. Sí, por supuesto que en todo acto que unx genera también existe un margen que queda librado a la buena del cosmos, pero claramente en base al accionar individual( llamalo karma, acción reacción, causa efecto, mala leche o desgracia con suerte). Una amiga cantaría "
Y no voy a decir que no merezco esto, porque es probable que lo merezco pero no lo quiero por eso me voy..." Lo real es que el tejido vital que estuve surciendo en estos últimos meses terminaba claramente así: con mi cabeza-ultracontroladora y dura como pocas - clavada contra el asfalto y largos minutos de túnel de inconsciencia causados por no escuchar a una bici que ya venía avisando a su manera que necesitaba de los mimos y arreglos mecánicos que hubiesen evitado el mal trago.
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Ese jueves había llegado a casa con un poco de frío y bastante cansada después de una ardua semana de laburo. Eran apróximadamente las 18hs y a las 19 hs tenía que seguir dando clases. Luego me iría a un reci, más tarde a ayudar a una amiga con unos pines y sans se acabó. Estaba todo planificadísimo. Menos el accidente claro está. Debo confesar que ya en ese momento no me hacía sentir bien la situación de tener que andar a las apuradas. Tomar unos mates veloces pegarme un baño express agarrar a mi entrañable compañera de locomoción y salir a las calles para seguir con la responsabilidad y autoexigencia en demasía. Me abrigué con mi camperita hermosa color de rosa refunfuñando todo el camino en ascensor y despotricando a modo de reflexión sobre qué necesidad tenía de seguir dando clases a esa hora, qué beneficio me traían esas corridas, por qué tengo el NO tan pero tan difícil, que eso no era vida etc etc... Encaré para el jardín sumida en ese tren de pensamiento donde me esperaba ella estacionadita como es costumbre sin, creo, tampoco sospechar la suerte que nos esperaba sólo algunos minutillos después...
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Y así fue que agarré a mi chikita y nos fuimos por Salguero con alto desquicio por el tiempo y la gente y la misantropía que aflora violentamente cada vez que me encuentro en una situación similar hasta que finalmente agarramos Gorriti y la bien ponderada y macrista ciclovía (con la intención de que nos lleve como tantas otras veces hasta Godoy Cruz). Cuestión que al cruzar Medrano escucho el último presagio de lo inevitable y sobre el que hago-para variar- caso omiso. Siento un ruido como de bara que golpea contra el asfalto, mi cuerpo y mis sentidos amagan a parar para chequear que todo estuviese bien , pero la maravillosa, monopolizadora y tiránica cabeza me traiciona impunemente una vez más(de hecho dejo que así lo haga cual cómplice del más brutal y sanguinario de los crímenes.,.,)
"No es nada" pienso
"habrás pisado un palillo en la calle que hizo ese ruido...nada de que preocuparse, además no hay tiempo para parar!" . Eso es lo último que recuerdo antes de volver a abrir los ojos de mi conciencia y verme rodeada de gente, incapaz de entender en ese momento que una vez más había sido defrenestrada por mi dulcemente conocido e implacable autoboicot...
