Triste, meláncolica, un poco angustiada, confundida, cansada, me siento hoy.
Y mi alegría estará en receso hasta nuevo aviso...
Y no puedo más que adaptarme a los acontecimientos que se van suscitando y que desgastan
y que molestan por confusos...
pero creo que es parte de lo que toca , a veces, por períodos, pero me rehuso a aceptar la opacidad y a la vez me entrego a ella.
Y también me atormenta la cotidianeidad y su monotonía y alienación constantes.
Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio, que es el rey de los malos sentimientos, convocó a una reunión urgente con todos ellos.
Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.
Cuando estuvieron todos hablo el Odio y dijo:
- "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".
Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si quien seria tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos.
- "Quiero que maten al Amor", dijo.
Muchos sonrieron malévolamente pues mas de uno le tenía ganas.
El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor
habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".
Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron tan decepcionados.
- "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante".
Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder y dijo:
- "En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará".
Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima quien efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante renuncio a todo deseo desbordado de poder y triunfo de nuevo.
Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.
Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus mas hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al egoísmo, a la indiferencia, la Pobreza, La Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.
El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás:
- "No hay nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos".
De pronto de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver; su aspecto era fúnebre como el de la muerte:
- "Yo mataré al Amor", dijo con seguridad.
Todos se preguntaron quien era ese que pretendía hacer solo lo que ninguno había podido.
El Odio dijo: "Ve y hazlo".
Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar, que por fin EL AMOR HABIA MUERTO.
Todos estaban felices pero sorprendidos.
Entonces el sentimiento del sombrero negro habló:
- "Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado". Y sin decir mas se marcho.
- "Espera -dijo el Odio-. En tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?"
El sentimiento levantó por primera vez su rostro y dijo:
- SOY LA RUTINA.
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