Tuesday, April 28, 2009


Ya no me preguntaba : ¿ Qué hacer? Todo estaba por hacer; lo que antes había deseado hacer:combatir el error, encontrar la verdad, decirla... Necesitaría tiempo, esfuerzos para cumplir aunque sólo fuera una parte de las promesas que me había hecho:pero esto no me asustaba: Nada estaba ganado: todo seguía siendo posible.
Y además acababa de tener una gran suerte: frente a ese provenir, bruscamente ya no estaba sola. Hasta entonces, los hombres que yo había querido eran de otra especie que yo: desenvueltos, escurridizos , un poco incoherentes, marcados por una especie de gracia funesta; imposible comunicarse con ellos sin reservas. Sartre respondía exactamente al deseo de mis quince años: era ese doble en quien yo encontraba, llevadas a la incandescencia, todas mis manías.Con él, siempre podría compartirlo todo.Cuando nos separamos a principios de agosto, yo sabía que nunca saldría de mi vida.

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