Wednesday, July 22, 2009


Pero no pudo evitar llorar sobre su suerte, dándose cuenta más que nunca de la desgracia de que era víctima. La cuestión, en esa hora y en ese lugar la torturaba. Hubiera querido volver a su habitación, a su cama-cajón, esconderse entre las sábanas, entre sus sombras y su calor. Hubiese querido no pensar en nada, sólo llorar más , hasta el agotamiento, olvidar, también que él no había vuelto al cabo de cuatro meses de viaje mientras ella lo esperaba ansiosamente. Rechazar la posibilidad de su retorno, en su mente equivalía a volver a revivir de nuevo, paso a paso, todas las fases de la espera y se preguntaba si sería capaz de volverlo a soportar.

Cuando todxs se marcharon se encontró unos momentos sola en el salón vacío. Guillermo había vuelto. Ella le pidió que tocase algo en el piano. Guillermo se sentó bien erguido delante del instrumento y tocó con los ojos entrecerrados. Al cabo de algunos compases Frida empezó a cantar la melodía.

Cuando acabó dijo:
-¿Quieres empezar otra vez?
Guillermo recomenzó el vals. Luego se acercó a Frida y le tomó las manos.
-Hija mía , deja de llorar.
-¿Qué quieres que haga? le contestó sorbiendo las lágrimas.
-Hay muchas cosas para hacer en este mundo, Frida. Y tú lo sabes muy bien. Pero tienes que dejar de desesperarte un día de cada dos. No sirve de nada.Tampoco sirve de nada presagiar constantemente.
-Voy a empezar a pintar paisajes, mira quizá sea una solución. Los países lejanos al alcance de la mano, ¿se puede desear algo mejor?
- No es divertido lo que dices. Te haces daño a ti misma.
- Sufro. Nadie me cree.
-Eres pesimista, tan pesimista. Eso tampoco arregla nada.
-No puedo hacer otra cosa. Me siento esperanzada una hora, pero a la hora siguiente…
-La vida tiene cambios sorprendentes y felices en el momento en que menos te lo esperas… Te digo que debes dejar de pensar de ese modo en el futuro…
-Eso es ser lúcida.
-O subjetiva. Debes tener la humildad de creer que puedes equivocarte.
-No creo que haya acabado con mis penas todavía.
-Por favor, hija mía, deja de llorar.
-No se si podré.

Frida no quiso cenar. La llevaron de nuevo a su habitación donde , por una vez, se durmió pronto.