Tuesday, February 23, 2010

Manuscritos Verano 2009- Costa del Este



Cómo son las cosas que me topé hace unas semanitas con la libretita que usé el verano pasado , verano altamente memorable en cuyas hojitas había bosquejado toda una suerte de reflexiones respecto al compartir después de como más de 15 años unas vacaciones con mi estimada progenia.

Y decía así:

LA INSALUBRIDAD DE LA VIDAD FAMILIAR: FELICES VACACIONES!

Bueno, mi vida familiar costera comenzó sin muchos pormenores, salvo el pequeño detalle de haber salido justo el día de cambio de quincena que provocó inevitablemente una demora que nos llevó a recorrer en unas abundantes 9 horas una distancia de 333km.Y una, al volver a vivir y evocar emocionalmente tan gratas experiencias familiares que databan de hace 17 años, se posiciona de modo relativamente diferente , y por qué no- inédito frente a las arduas circunstancias.

La caravana Kais arriba con cierta animosidad y hostilidad al pintoresco reducto costero para volver a toparse con más obstáculos: esta vez el relacionado con el alojamiento. O sea teníamos que buscar ya con la luna en nuestras cabezas dónde parar durante la quincena que generosamente nos esperaba con los brazos abiertos. Luego de discutir el tema económico y cualitativo (junto con variables bastante más inesperadas como el de la flora circundante) terminamos desembarcando en unas paquetas construcciones decentemente emplazadas frente al imponente y espumoso mar.

Pero claro, debo hacer mea culpa por mi intolerancia hacia situaciones tales como los comentarios infinitos y pesimistas de mamá y papá frente a la eterna cola de autos que avanzan a paso de hormiga; o el desacostumbramiento a ciertas manías que la progenia siempre tuvo respecto al uso del baño, o incluso al malhumor paterno generado por el volar de una mosca, o para ser más precisa por la escacez de un control remoto que le permita al individuo ir del canal del futbol codificado a los programas populares sin escalas y sin moverse del cómodo y bien poderado sillóm.O incluso la hostilidad intempestuosamente provocada por los ladridos de Julie.

Ni hablar de la falta total de cooperación en las tareas dométicas y la fosilización de los roles , a la cual ya me había desacostumbrado... Mi furia al ver que nada ha cambiado , que TODO seguirá asi hasta el final. El bendito final.


Pero por supuesto siempre cuestionando ante todo las propias prácticas y aprovechando esa posibilidad para aprender:intentar no reproducir ni naturalizar lo nefasto y horroroso en viejas situaciones de rutina ya olvidadas...